Es la única palabra que se me ocurre para describir la nueva funcionalidad que desde ayer nos ofrece Google Maps. Se llama Street View y es otra forma de visualización, junto a la de mapa dibujado y fotos de satélite, con la que te puedes mover por las calles de la ciudad casi, casi como si estuvieras allí mismo. Sólo tienes que hacer clic en el botón "Street View" y seleccionar el punto del mapa que quieres ver; automáticamente se abre una ventana donde aparece una imagen panorámica en 3D de la calle seleccionada, por la que además te puedes mover igual que en el propio mapa y hacer zoom hasta ver las caras de los transeúntes.
Ahora es cuando comenzarán los debates sobre dónde esta el límite en todo esto: entre el entretenimiento y la privacidad, entre lo puramente informativo y lo que vulnera el derecho a la intimidad y a la propia imagen. La verdad es que pone un poco los pelos de punta comprobar el nivel de detalle con que es posible captar fotografías. Te hace reflexionar sobre tu propia intimidad y sobre el hecho de que, en realidad, nunca estás solo, porque siempre hay alguien observando. Street View es sólo un ejemplo de lo que llega al ciudadano de a pie, pero estoy segura de que hay tecnologías mucho más avanzadas que permiten hacer mucho más… sólo que éstas no salen a la luz ni las firma Google.
De cualquier forma, si a mí ya me resultaba increíble vislumbrar desde las alturas las calles de mi ciudad, poder sentirme ahora como si estuviera en la mismísima puerta del hotel donde me quedé a dormir en San Francisco (imagen de este post) es todavía más alucinante.