Amazon suele funcionar muy bien. Lo tienen todo perfectamente organizado (aunque sea en una especie de caos) para que recibas lo que has comprado en perfectas condiciones y en el día que te dijeron, mensajero mediante. Pero no siempre las cosas salen tan bien como esperas, y a veces no queda otra que reclamar.
En mi artículo de Consumer de esta semana te explico paso a paso cómo poner una reclamación en Amazon, ya sea por un problema con ellos mismos, o con una empresa de terceros que usa Amazon como plataforma de venta online.
El sistema es bastante sencillo, pero dependiendo de lo que se quiera (un cambio, un reembolso…) y del tipo de producto (un objeto, un libro de Kindle…) el protocolo a seguir cambia, y también los plazos para poder reclamar. Lo importante es que si no estás contento con tu compra, ¡hagas valer tus derechos como consumidor!
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Las reclamaciones en Amazon, su gestión, facilidad y trato son uno de los grandes aceleradores de la venta online. En toda transacción comercial se genera cierta desconfianza y miedo... esto no es algo del mundo online, El Corte Inglés es un claro ejemplo de una compañía que tenía claro este principio y que lo explotó correctamente en su beneficio. Todo el mundo sabía que era más caro pero que compensa para comprar ciertas cosas, especialmente las importantes, por el trato y la posibilidad de gestión de reclamaciones.
Amazon simplemente está siguiendo con esta política, acertada aunque aparentemente costosa. Y esto ayuda en general a todo el ecommerce y por tanto también a tiendas online de todo tipo, pese a que no siempre sigan estas directrices.