Análisis: Microsoft Surface Pro 2

Mitad tablet, mitad PC

Microsoft ha sido siempre considerada, en cierta manera, como «la mala de la película». Los problemas de algunos de sus productos y las críticas de los usuarios a menudo la han dejado en mal lugar, sin tener en cuenta otras cosas que Microsoft hace muy bien. Y para mí una de ellas es precisamente esta tablet.

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Bien, quizás haya que dejar de llamarla tablet, porque para mí ya no lo es. Al sacar la Surface Pro 2 de la caja lo primero que pensé fue «buf, qué pesada es», porque la estaba comparando con otras tablets como el iPad o la Xperia Z. Pero después de sólo unas horas de uso, me di cuenta de que esa comparación es injusta, porque la Surface Pro 2 no es una tablet al uso: tiene un sistema operativo completo, idéntico a la versión de escritorio; puede ejecutar las mismas aplicaciones que tu Windows de escritorio o portátil; y cuenta con un teclado externo, no sólo el de pantalla.

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Es precisamente por eso que la Surface Pro 2 es el primer dispositivo que, en mi opinión, puede aspirar a sustituir por completo el portátil en el trabajo. Y si la comparamos con el peso y las medidas estándar de un portátil Windows, entonces sale ganando claramente.

Configuración y primeros pasos

Poner en marcha la Surface Pro 2 es pan comido. Sólo tienes que introducir los datos de tu cuenta Microsoft (la misma que usas para acceder a los servicios Live, por ejemplo). También tienes la opción de crear una cuenta local, pero no es tan práctico; con la cuenta Microsoft puedes tener datos sincronizados entre todos tus dispositivos, y usarla también directamente para comprar apps en la Tienda Windows.

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Una vez hecho esto, viene la parte más complicada: aprender a usar Windows 8. Reconozco que todavía no estoy muy familiarizada con la última versión del sistema operativo de Microsoft; en el trabajo uso Windows 7, en casa Mac, y sólo toco Windows 8 esporádicamente, para pruebas de software. Y después de tanto años usando un escritorio clásico, los mosaicos dinámicos del nuevo diseño de Windows 8 se me resisten, y mucho. Hasta el punto de llegar a pensar que el defecto más grande de la Surface Pro 2 es precisamente la curva de aprendizaje de su sistema operativo. Es rápido y eficiente, eso no lo voy a negar; pero es tan distinto a todo lo que he usado hasta ahora que cuesta un poco hacerse con él. 

 TAGS:Análisis Surface 2 Pro de Microsoft

Pero eso sí, si ya estás acostumbrado a usar Windows 8 en tu ordenador de sobremesa, no te costará nada hacerte con éste. Recuerda: es una versión idéntica, no una edición especial para tablets con menos funciones. Y para los que somos de la «vieja escuela Windows», siempre nos quedará la posibilidad de usar el escritorio clásico.

Surface Pro 2 como compañera de trabajo

Uno de mis objetivos en este análisis era comprobar hasta qué punto podía usar la Surface Pro 2 como mi portátil del trabajo (un Dell con Windows 7). Y los resultados han sido francamente buenos. Al tratarse de un sistema Windows completo, como el de un portátil normal y corriente, todas las funciones básicas de mi entorno laboral funcionaban sin problemas: compatibilidad con la red del trabajo, unidades compartidas en red, acceso y conexión al servidor Exchange para el correo de Outlook, etc.

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Lo único que no funcionaba era la VPN, ya que el cliente de Cisco que uso no tiene soporte para Surface Pro 2. Excepto por ese detalle (que además sólo afecta en momentos concretos fuera de la oficina), la Surface Pro 2 se ha revelado como un más que eficiente sustituto del portátil. Eso sí: tienes que estar acostumbrado a una pantalla pequeña, de 10,6 pulgadas. Aunque, de adoptarla como dispositivo de trabajo permanente, lo más seguro es que usara la Surface Pro 2 en combinación con una base de acoplamiento, que es también como uso mi portátil en el trabajo la mayor parte del tiempo.

Además de la pantalla, también hay que acostumbrarse al teclado de la Surface Pro 2. Al principio hay que cogerle el truco, como con todos los nuevos dispositivos que empiezas a usar, pero pronto alcanzas una buena velocidad de escritura. El tema del teclado es bastante personal, pero a mí el de la Surface me ha parecido más cómodo de lo que esperaba. Quizás influya que ya estoy acostumbrada a usar la combinación iPad más teclado, con el de Logitech.Y un punto extra a su favor es que además tiene iluminación.

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Lo que no he usado tanto es el stylus. Nunca le he visto la utilidad a este complemento, excepto en la Nintendo DS – a no ser que te guste mucho dibujar con la tablet. Además, en el caso de la Surface es un poco engorroso, porque se conecta en el mismo puerto que el cargador, con lo que, por un lado, corre el peligro constante de caerse y, por otro, tienes que quitarlo cuando cargas la Surface (y entonces, ¿dónde lo dejas?).

Surface 2 Pro para entretenimiento

¿Qué tal se comporta la Surface Pro 2 en actividades más allá del trabajo? Lógicamente, en cuestión de gráficos no es tan potente como un ordenador de sobremesa, así que no esperes poder jugar aquí a Titanfall, por decir algo. Pero la oferta de juegos de la Tienda Windows, tanto gratis como de pago, es lo suficientemente amplia como para tenerte entretenido una buena temporada.

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Si eres más de películas y series, tampoco tienes problema. Para ver vídeos en tu Surface Pro 2 tienes varias opciones:

  • subirlos a tu espacio personal en OneDrive, y acceder a ellos desde la Surface. Para esto necesitas conexión a Internet, pero si preves que no vas a tenerla cuando necesites acceder a esos vídeos, puedes usar la opción «Sin conexión» de la app de OneDrive para poder abrirlos aunque estés offline
  • más simple todavía: guardarlos en un stick USB, conectarlo al puerto de USB de la Surface y verlos directamente desde ahí (o copiándolos al disco duro).

Y si lo tuyo es la lectura, tienes varias apps con las que saciar tu afición. Por ejemplo, la de Kindle para leer libros, o la de Kiosko y Más para periódicos y revistas. Es entonces el momento ideal para «desenganchar» el teclado de la Surface y usarla en formato tablet tal cual.

La Tienda Windows

La Surface Pro 2 está totalmente integrada con la Tienda Windows, la tienda de apps de Microsoft. Y cuando digo integrada, es por detalles tan bien pensados como ofrecer una app para una necesidad determinada, si no la tienes instalada. Me pasó al querer abrir un ZIP; no tenía ningún descompresor de archivos, y el sistema enseguida me sugirió bajar uno de la Tienda Windows. Un par de clics y lo tenía instalado.¡Genial!

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En el lado negativo, hay que reconocer que la oferta de apps todavía dista mucho de otras tiendas con las que puedes estar más familiarizado, como la App Store de Apple o Google Play. A eso hay que sumar que el buscador no parece muy eficiente, aunque rápidamente encontré una alternativa: buscas la app que necesitas en Internet (Google, Bing…) y probablemente encontrarás el enlace a su ficha de la Tienda Windows entre los resultados.

Otros pequeños detalles, buenos y malos

No quería acabar el análisis sin mencionar algunos pequeños detalles que he notado durante estas semanas de prueba. Por ejemplo, los continuos (y extraños) problemas de la Surface Pro 2 con la conexión WiFi. Cuando la configuré por primera vez fue todo muy sencillo: búsqueda automática de señales WiFi, introduces la contraseña, se conecta y listo.

Pero luego, cada vez que dejaba la Surface en reposo (sin llegar a apagarla del todo) al volver a activarla la conexión se había perdido, y costaba volver a activarla; a menudo tenía que reiniciar el sistema totalmente – más allá del simple reposo – para poder recuperar la conectividad.

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Otra cosa que me llamó la atención fue el pequeño LED que aparece en el cable del cargador al conectarla a la corriente. Por mi experiencia con dispositivos anteriores esperaba que la luz se apagara, o que cambiara de color, al llegar al 100% de carga. Pero nunca sucedió algo así. Por muchas horas que la dejara conectada, por muy lleno que apareciera el icono de la batería, el LED se mantenía igual. Poco práctico como información para el usuario.

Eso sí, hablando de batería, la duración de la de la Surface es impresionante. Unas seis o siete horas con uso normal (visualización de películas, navegación web, correo, juegos, etc.), y hasta tres semanas en espera. Así da gusto.

En resumen…

Esta prueba me ha servido para varias cosas. Para darme cuenta de que comparar la Surface 2 Pro con otras tablets es injusto, porque es más que una tablet. Para abrir los ojos a un mundo donde el portátil «de toda la vida» no es el único dispositivo que podemos usar en el trabajo, y la tablet no es un aparato sólo para jugar al Angry Birds. Y hasta para familiarizarme un poco más con Windows 8, con sus defectos y sus virtudes.

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La Surface 2 Pro es el gadget indicado para quienes quieren una tablet, pero no quieren atarse a las limitaciones propias de estos dispositivos. Con ella no tendrás esa sensación de «para esto ya necesito el ordenador», porque lo tendrás todo en tu mano: la inmediatez y la facilidad de uso de una tablet, y la potencia y versatilidad de un portátil.

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